Recuerdos de una infancia
No sabría con claridad cómo empezar esta entrada, suelo tener recuerdos muy bellos y horrorosos de mi infancia (pero no quiero hablar del horror por ahora). Hasta cierto punto me gustaba mucho ser una niña porque normalmente íbamos semanalmente a un departamento (hogar de mis abuelos Raúl y Antonia) que le llamaban el 11 (u once, con números o letras). Allí nos reuníamos, como dije, no solamente mi familia de cuatro, sino también mis tíos y primos con quienes jugábamos pocas veces porque no nos dejaban salir al patio. Me quedaba entonces en la casa con mi hermana a dibujar. Recuerdo que en aquellos tiempos los adultos siempre platicaban de cosas que no entendía y siempre pensaba que una vez siendo adulta podría comprender sus diálogos. Aunque, al crecer un poco, me di cuenta que gustaban mucho hablar sobre películas. Siempre hablando, riendo, gritando y con la música al tope (desde The Beatles hasta Pink Floyd, desde Therion hasta Rammstein). Eran unos momentos muy especi