Un fin que continúa

Me gustaría despedirme de este 2015 dando un recuento de lo más relevante. Recuerdo que desde el 2014 jamás me había visto capaz de continuar con tanta desesperanza, sin embargo, aquí sigo. 

A principios de este no tenía la menor idea de qué sería conmigo, había demasiada incertidumbre en mi cabeza. Creía que estaba bien como estaba, pero fue gracias a una querida amiga quien me recomendó aceptar la ayuda psicológica. Tras largas semanas de un autoanálisis, logré comprender que mi propia felicidad es importante para dejar de sufrir. "A pesar de todo lo que has pasado, sigues teniendo esperanza", me repito varias veces en la cabeza.

El sistema educativo no cuadra conmigo, siempre he sido pésima en este ámbito porque pienso en demasiadas cosas a la vez y, cuando me dedico a algo que quiero hacer, lo hago muy bien, según palabras de mi padre.

Siempre que me preguntan cuándo es que empecé a escribir, respondo igual: desde que aprendí a hacerlo. Aunque suene algo obvio, empecé a inventar historias desde que aprendí a escribir. Hacía pequeñas historietas con toques trágicos, pero fue hasta que tuve once años cuando hice mi primera novela, recibiendo un papel por parte del director quien se mostró animado de saber que en su escuela, había una escritora.

Toda mi vida he escrito, casi de cualquier cosa en cualquier momento. Las ideas de la ducha, por ejemplo, son lo que me hicieron dar cuenta que nací para eso. Ver a los escritores mexicanos y del romanticismo me motivaron para ser como ellos.

Uno escribe solo, uno lee solo. Esa soledad que tanto me había acompañado en mi infancia, parte de la adolescencia y adulto, son lo que me denominan lo que soy. 

En la universidad jamás me presenté como matemática, ni como estudiante, me presenté como escritora, porque sabía que eso era y nadie me puede ni poner ni quitar este título.

Cualquiera puede escribir, eso sí. Pero muy pocos pueden hacer literatura, lo que yo hago.

A pesar de que mi experiencia en ciencias fue muy hermosa y motivadora, con las palabras de un profesor entendí que yo no era para ser matemática. "Uno escoge su carrera para siempre, es como el matrimonio", pero yo no me quiero casar solamente con ella, quiero estar con todo a la vez. Ciencias y artes son lo que me llenan el ser. 

El trayecto ha sido largo, siempre lo será, pero me quiero quedar con una hermosa frase de Jiro Sukibayashi: 

"Una vez que decidas tu ocupación, debes sumergirte en tu trabajo.
Tienes que enamorarte de tu trabajo. Jamás quejarte de él.
Debes dedicar tu vida dominando tu habilidad.
Ese es el secreto del éxito" 

Sin más que decir ahora, debido a que es obvio a qué me refiero, les dejo este 2015 para abrir paso a un mejor año.

Feliz año nuevo. Que la felicidad esté en ustedes. 

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