Intersección

Los invito a todos ustedes a leer la entrada pasada antes de continuar con el contenido que viene. 

Una vez leído, empiezo:

Algo que considero muy importante en estos días que pueden ser los más difíciles en la existencia humana, son cosas que he llamado "intersecciones". Sí, como en la geometría pero en humanos. Llámese como quiera llamarse (destino, casualidades...) son cosas que denomino señales cuando me encuentro atrapada en alguna circunstancia.

Todos nosotros compartimos el espacio (público o privado) y cuando nos topamos con esa señora con mal aliento que nos habló para pedir ayuda, o la chica más linda que hemos visto y con la que cruzamos una mirada, esas son intersecciones. Cosas que nos llaman la atención, que interactuamos con ello y que tenían que suceder por x o y razón. 

Justamente hoy que estaba pensando en la realidad del ser, el si estoy yendo por la línea correcta, decidí irme por la ruta más larga del metro para llegar a mi hogar. Así tendría más tiempo de pensar, creí. Una vez que crucé el paso de líneas del metro, hubo entonces un muchacho con un violín de aspecto humilde, pensé que era de esos que tocan para pedir dinero. Noté claramente que me vio, pero traté de no prestar atención.

Entramos los dos y otras mujeres más, me senté e hice algo que no suelo hacer: me quité los audífonos cuando había empezado a hablar.

Estuvo diciendo unas cuantas cosas sobre la literatura del siglo XIX y empezó a tocar con su violín, diciendo que nos relataría unos poemas. Asimismo fue, después de tocar, nos contó un cuento que no quiero describir por el miedo a olvidar algunos detalles, pero tenía que ver con máscaras y el conocimiento. Siguió entonces hablando sobre vivir como miserables, esperando la gloria, fama, riquezas, cuando tenemos el tesoro más valioso que casi ningún ente ha alcanzado: el conocer. Continuó tocando con su violín y terminó con un poema, dijo que era de uno de los mejores poetas alemanes del mismo siglo. Así es, habló de nuevo sobre el conocimiento y el trascender como seres.

Algo que me maravilló mucho fue la cantidad de información que posee, dijo que de verdad el dinero no le importa, sino compartir lo que sabe. Algunos le ofrecieron monedas y aceptó, yo también le di, y cuando le aproximé la moneda a su mano, le dije con una voz muy poco clara "que viva el conocimiento", él aceptó y glorificó dicha oración. Me recomendó ciertas lecturas, en sí, mucha mitología hindú. Me siento mal al no anotar lo que me dijo, pero al menos me siento bien el que haya notado que no soy como los demás.

Me deseó entonces un buen viaje y se fue al otro vagón. Una vez que salí en la estación debida, lo vi tocando el violín y él me vio a mí, así sonrió y yo me despedí agitando la mano.

Tuve que irme con esa pequeña pero más clara incertidumbre. Ahora que he obtenido la señal que tanto buscaba, me siento cada vez más cerca de lograr crear una meta para mi existencia.

A la vez me sentiría muy bien si volviera a encontrarme con ese muchacho. Puede que podamos tener una conversación amena. 

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